lunes, 31 de julio de 2006

El Testigo

Bajo de las montañas y cruzo la ciudad sucia; toco tu puerta y sales como el sol desde un abismo de flores negras. Tus manos me reciben como palomas con las alas extendidas; llego a tu boca como el mar llega a la arena.

Tus palabras perfumadas
y las sonrisas vívidas;
mi alma rígida
y tu boca afortunada,

vuelvo a mirarte: soy un testigo afortunado de tu existencia.

viernes, 28 de julio de 2006

Los Testículos de Jehová

Hay algunas costumbres muy hermosas que se pierden con el paso del tiempo. Entre ellas, la de agarrarse los testículos al momento de decir la verdad. (Juro que no me estoy inventando nada.) Considero que es un acto muy noble y muy masculino. Pero claro, como vivimos en un mundo de afeminados, tuvieron que cambiarnos todo:

- ¿Jura decir la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad?

Mano izquierda arriba; mano derecha en la Biblia: (o no sé si será al revés, igual no importa)

- Lo juro.

La jurisprudencia -los abogados más bien- como siempre, acomodando el mundo a sus intereses. Evidentemente, fue esa parranda de eunucos quienes abolieron un acto tan varonil. Y claro, una vez se dieron cuenta del error -jurar con la mano en las gónadas es casi tan fuerte como jurar por la madre- encargaron a otra manga de imbéciles a construir algunos de los artefactos más estúpidos en la historia de la humanidad: desde el detector de mentiras hasta el lazo de la verdad (el que usaba la Mujer Maravilla). Digo yo, ¿no sería más hermoso el mundo si al momento de jugarnos la vida en una afirmación o negación nos llevaramos la mano a la entrepierna?

- Fulano de Tal: ¿ Aceptas a Menganita Pérez hasta que la muerte los separe?

Fulano de Tal, con los ojos fijos en Menganita y los testículos fijos en su mano, dice:

- Sí, acepto (con voz gruesa)

- Menganita Pérez: ¿Aceptas a Fulano de Tal hasta que la muerte los separe?

Y Menganita, al tener la misma imposibilidad física que mi madre o el Divo de Juárez, agarra los testículos de Fulano entre sus manos y dice:

- Sí, acepto (con voz gruesa).

Por último, les pido que cada vez que se jueguen la vida, recuerden esta bella costumbre. Y tampoco olviden estos sabios refranes: "todo tiempo pasado fue mejor" y "más vale pájaro en mano...". Y bueno, aquí termina este post, no sin antes decirles que es bastante complicado teclear con una sola mano.

miércoles, 26 de julio de 2006

Barbaridades al Detal

* Todos merecemos una segunda oportunidad (pero segundas partes nunca fueron buenas).

* La madurez no es más que resignación.

* Algunas mujeres me importan, literalmente, un culo. Yo a ellas, en cambio, les importo un chorizo (o un culo, por qué no.)

martes, 25 de julio de 2006

La Influencia Francesa

Francia: herida abierta en la historia del mundo. Herida que abrieron los hombres de Lascaux en las cavernas, herida por donde entraron los primeros rayos del fuego de Prometeo. Herida por donde entraron el odio y el amor, los dióses y las ménades, la vida y la muerte. Yo, por supuesto, no puedo ser ajeno a semejante belleza. A mí toda la cultura y belleza de Francia me llegó a través de un French Poodle: Bruno. (Sin demeritar, desde luego, a Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, Benjamin Diamond, Benjamin Biolay, Rinôçérôse y demás franchutes que han contribuido a mi elevación espiritual.)

Bruno llegó un buen día de Agosto y se fue para siempre, curiosamente, otro buen día de Agosto. Era un perro vanidoso -la vanité: peché mortel de la France- mimado, y por qué no, carismático. Era feliz al aire libre y sufria mortalmente cuando era encerrado. Su alma de torero -otra belleza francesa- lo enfrentó muchas veces con perros del triple de su tamaño saliendo ileso en muchas ocasiones. Y si el gran Manolete murió de una cornada, Bruno no iba a salir excento: una tarde aciaga luchó a muerte con una bestia indomable y, para ganar, puso las pelotas como todo un varón. Y las puso de una manera tan literal, que al final de la tarde perdió un testículo. Nunca volvió a ser el mismo. Aunque quiso regresar al ruedo no pudo tomar el capote para revivir esas tardes gloriosas en las que salía en hombros y por la puerta grande.

Puedo decir con sinceridad que entre Bruno y yo se tendió una gran amistad. Era una relación, me atrevo a decir, de padre e hijo (yo el padre). Me despertaba para darle el desayuno y luego dormíamos juntos un rato. Después me acompañaba a desayunar y más tarde veíamos The Nanny o Seinfeld. Creo que inclusive se reía. Y aunque no hablaba -el error fue tal vez hablarle en Español; aquí jamás tuvimos en cuenta su lengua materna- llegamos a desarrollar un metalenguaje que nos hizo cómplices y hermanos. Pero Bruno quería otras cosas, su espíritu rebelde le impedía quedarse sentado viendo la tele. La última vez que lo vi fue para despedirme de él pues yo salía de viaje. Mas o menos a los dos días recibí la fatídica llamada:

- ¿Alo?
- Hola mijo, ¿cómo estás?

Noté un dejo raro en la voz de mi madre. Sin embargo, le contesté:

- Bien ma, ¿vos qué más?
- Triste mijo...

Su voz parecía quebrarse. Presentí algo muy grave.

- ¿Cómo así?
- Se perdió el Bruno.

Y se perdió para siempre. Adiós a sus ladridos, adiós a sus miradas, adiós a ese french touch que tanto nos fascinó. Merci France, mais oui, je comprends: c'est la vie...

lunes, 24 de julio de 2006

Dime cómo te llamas y te diré cómo eres en la cama

Botina hizo lo impensado: se inscribió a un curso de culinaria. Ni bien saludó y la mujer que dirigia el curso le impartió su primera órden:

- Eh, joven, coja uno de esos cuchillos y pele esas papas.

Botina, obediente, procedió a hacer el ridículo con el noble tubérculo. Mientras se sacaba los ojos viendo cómo hacian las demás personas para realizar la misma tarea, notó que era el único varon en el lugar. Para hacer la aseveración todavía más contundente, cada miembro del curso llevaba una escarapela con su nombre. Botina examinó disimuladamente los nombres de sus compañeras y creyó haber encontrado en ellos algunas verdades asombrosas: "María del Mar", por ejemplo, es un polvo que debe saber a sal. "Ana" es un polvo chiquito, y como palíndromo que es, debe ser la misma cosa por delante que por detrás. "María José", ni hablar de esa criatura endemoniada: vas por las tetas de María y terminas agarrándole los testículos a José. "Soledad": cerda insaciable. Todo iba de maravilla hasta que recordó que su madre se llamaba Consuelo y, por supuesto, dejó de joder.

Cicatriz

Nacemos con los ojos cerrados como si no quisieramos despertar de ese sueño oscuro, de ese sueño lento, de ese sueño infinito en el que nada nos hace falta. Y un día nacemos, y nacemos con los ojos cerrados: cicatrices que una vez abiertas, nunca más vuelven a cerrarse. El acto involuntario y constante del parpadeo es tal vez el recuerdo de una advertencia lejana que seguramente nos hicieran los dioses al principio de los tiempos: Nunca abran los ojos, porque verán la muerte: verán que nada es para siempre. Solamente con los ojos cerrados puedo derrotar a la muerte; puedo besarte y puedo soñar contigo entre los brazos trémulos de la oscura noche: la noche que es el sol con los ojos cerrados.

El Pitazo Inicial

Karma-Sutra nace para encausar el innecesario derrame de materia gris de mi cabeza perforada: mercurio helado donde flotan las ideas muertas.