sábado, 12 de mayo de 2007

Mitósis

Como un ojo en blanco era el silencio. Como un ojo que giró hacia atrás para ver lo que desde adelante ya no alcanza. Hacia adentro es oscuro; un recuerdo fugaz raya el tablero negro, pensó en sus besos, los besos lo llevaron a pensar en su boca y sus palabras, estas a su vez lo hicieron pensar en como hablaba, en como comia, como reia y como cantaba, y esto le hizo recordar cuando bailaban, cuando se rozaban, cuando se abrazaban, cuando se abrigaban, cuando se respiraban, cuando se miraban, cuando se amaban y cuando se odiaban; cada cosa que pensaba se multiplicaba como un virus infalible, una mitósis infinita e incontrolable de ideas y recuerdos que iban apiñándose violentamente como granos de arena en una trampa egipcia, uno tras otro velozmente, sin perder tiempo, sin despegarse nunca del grano que tiene delante ni del que está a su izquierda o a su derecha y que lo atraviesan todo con una rapidez iracunda: rebosaron sus pulmones, rebosaron sus ojos, rebosaron todas las entradas y salidas conocidas y secretas de su ser, todo para despertarse a las cinco de la mañana con la cabeza reventada, el cuerpo vacío y tu nombre en la arena.