lunes, 29 de enero de 2007

Memoria

Pronuncio, en la androginia de la noche que se vuelve día y con la fé de quienes oran para que no se acabe el mundo, las cuatro letras mágicas de tu nombre. Tu rostro se dibuja en la nube vaporosa de mi aliento y se desvanece con la llegada de la luz. La cama tibia, las sábanas arrugadas, todos los pliegues de este origami doblado y desdoblado mientras dormia simulan tus redondeces, ángulos, bisectrices y demás formas silenciosas. Si pudieras tocar ese papel arrugado que es mi cerebro reconocerías como un ciego todos tus relieves y depresiones, la corteza blanda de tus ojos cerrados, la finura de tus labios y las líneas de tus manos.

Éstas sábanas son la memoria de tu cuerpo.

jueves, 18 de enero de 2007

martes, 9 de enero de 2007

Es cuestión de pandebono

Dice elocuentemente el séptimo de los díez mandamientos: no robarás. Y con la misma precisión reza el quinto: no matarás (en los mandamientos impares siempre hay un autor intelectual, un manipulador; el resto es egoísmo del puro; la cuenta siempre es regresiva y nunca hay saldo a favor). Durante las temporadas navideñas las autoridades estatales siempre nos advierten acerca del aumento de la delincuencia y sobre las precauciones que debemos tomar los civiles para contrarrestar a los malhechores a quienes, sobra decir, nos importa un comino cualquier cosa que haya dicho Moisés, Caín o Judas Iscariote.

Mis restos y los de mis secuaces, como los de Pinochet, serán incinerados también en el Infierno.

Feliz 2007.