Oh señor,
concédele a mi mente
el filo de la espada;
concédele a mis manos
la facilidad de los ríos
para volver redondas las piedras,
y a mi voz,
el brillo de las estrellas,
para que con mi mente,
mis manos y mi voz,
que son mis armas,
conquiste los lugares que me prometiste
antes de nacer.
concédele a mi mente
el filo de la espada;
concédele a mis manos
la facilidad de los ríos
para volver redondas las piedras,
y a mi voz,
el brillo de las estrellas,
para que con mi mente,
mis manos y mi voz,
que son mis armas,
conquiste los lugares que me prometiste
antes de nacer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario