que a su vez,
es la materia prima del Universo.
Sé humilde ante tus instrumentos:
ante los árboles que quisieron ser guitarras,
ante el aire que transmuta sus partículas en notas,
ante tus dedos que transcriben los frutos de tu imaginación.
El Cosmos se expande con cada canción que nace,
ante los árboles que quisieron ser guitarras,
ante el aire que transmuta sus partículas en notas,
ante tus dedos que transcriben los frutos de tu imaginación.
El Cosmos se expande con cada canción que nace,
y el espíritu se eleva al erigir la estructura silenciosa
de un arreglo
de un compás y de un arpegio
tallados en la roca inerte del silencio.
Tu voz tiene el poder de cambiar el mundo, aunque sea por un instante.
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